En la sesión ordinaria del jueves 9 de junio, realizada de forma virtual, el académico de número de la AAL Antonio Requeni leyó su comunicación titulada «Centenario de Rodolfo Modern», en homenaje al escritor que fue miembro de número de nuestra Institución desde el 26 de mayo de 1988 hasta su muerte el 22 de marzo de 2016, de cuyo nacimiento se cumplieron cien años el pasado 22 de julio.
El artículo de Antonio Requeni se publica a continuación y también será difundido —como se hace con todas las comunicaciones de los académicos leídas en sesión ordinaria— en el Boletín de la Academia Argentina de Letras —publicación impresa periódica y órgano oficial de la Academia—, en el número que corresponderá al período de enero-junio de 2022.
«Una tarde, a comienzos de los años sesenta, recibí en mi escritorio de la redacción de La Prensa la llamada telefónica de un desconocido que se presentó como Rodolfo Modern. Me comentó que leía los comentarios bibliográficos que yo firmaba en el suplemento literario de los domingos y deseaba que presentara su primer libro de versos. Tras la sorpresa y el halago, le propuse vernos el día siguiente en un bar de la Avenida de Mayo. Supuse que se trataba de un joven aspirante a escritor, pero me encontré con un hombre mayor que yo (tendría alrededor de 40 años), profesor de literatura alemana en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires y en la Facultad de Humanidades de La Plata, traductor y autor de una Historia de la literatura alemana. Me informó que un año antes las Ediciones Culturales Argentinas (ECA) habían publicado un trabajo suyo sobre Arturo Cancela, el autor de Tres relatos porteños. Comprendí que no era un principiante y que me hallaba ante una persona muy culta y sensible, rasgos de un espíritu que, comprobaría después, caracterizaban también los poemas de Distanciado cielo, el libro que me había invitado a presentar y que me regaló en esa ocasión.
Quince o treinta días más tarde estábamos los dos sentados en el estrado del Instituto Goethe, ante un público integrado, en su mayor parte, por sus alumnos. Así empezó una amistad que fue haciéndose cada vez más fraternal y que perduró hasta su muerte. La circunstancia de compartir, varias décadas después, las reuniones de esta Academia Argentina de Letras, de la que él era Secretario cuando yo ingresé, a fines de los años 90, fortaleció, sin duda, nuestra relación amistosa.
Rodolfo no era solamente poeta y docente, además cuentista y autor teatral. Publicó durante su larga existencia más de veinte libros en un género y otro. Era también fanático del jazz, pero no despreciaba la ópera. Como su tocayo, el Rodolfo de “La Bohème”, de Puccini, podría haberle dicho a una imaginaria Mimí: “Chi son, io sono un poeta, che cosa faccio, scrivo, e como vivo, vivo”. Lamentablemente no tengo la voz de Pavarotti para decirlo can¬tando.
La polifacética personalidad literaria de Rodolfo Modern tuvo en el cuento a un notable representante. Libros como Sostenido por bemoles, Fin de temporada, Cóctel de camarones y La señora Hellgart sale de paseo, hasta el final Juego de palabras, sin olvidar, especialmente, su Libro del Señor de Wu, colección de micro relatos y aforismos de apócrifo sabor oriental, son obras que rebosan ingenio, gracia, ironía, además de una piadosa comprensión de los conflictos a la naturaleza humana, surgidos muchas veces de la soledad y la incomunicación. Modern poesía el don de insuflar vida a sus criaturas de ficción describiendo amenamente sus peripecias a partir de un personal juego imaginativo. Sus tramas desarrollan historias protagonizadas por personajes reales como Manuel Dorrego o Juan Galo de Lavalle, e inventadas, así como animales y objetos intangibles. Tal el caso de esa proeza narrativa y poética titulada “Memorias de una pompa de jabón” o el relato “La transformación”, donde una cucaracha, en Braga, se va convirtiendo en una joven escritora [...]».