«Bartolomé Hidalgo. En el bicentenario de su fallecimiento», por Olga Fernández Latour de Botas

En la sesión ordinaria del jueves 28 de julio, realizada de forma virtual, la académica de número de la AAL Olga Fernández Latour de Botas leyó su comunicación titulada «Bartolomé Hidalgo. En el bicentenario de su fallecimiento», en homenaje al escritor nacido el 24 de agosto de 1788 en Montevideo (actual capital de Uruguay), pionero de la poesía gauchesca de la región rioplatense y de cuya muerte se cumplirán 200 años el próximo 28 de noviembre.

El artículo de Olga Fernández Latour de Botas se publica a continuación y también será difundido —como se hace con todas las comunicaciones de los académicos leídas en sesión ordinaria— en el Boletín de la Academia Argentina de Letras —publicación impresa periódica y órgano oficial de la Academia—, en el número que corresponderá al período de julio-agosto de 2022.

«Las voces coloniales rioplatenses que, ya a fines del siglo XVIII, se abrían paso defendiendo con altivez su depurado estilo en el lenguaje y en los temas, como lo hizo en su famosa Sátira Manuel José de Labardén, habían encauzado sus discursos, en tiempos de las invasiones inglesas, hacia las fuentes inspiradoras de la ardiente Belona, y raudales de versos se habían derramado sobre ambas orillas del anchuroso río.

Y es, precisamente, aquel manejo fluido de un discurso neoclásico con reminiscencias culteranas lo que, sumado a la familiaridad de la sociedad urbana con la gracia y la franqueza del decir campesino, pudo dar como resultado la aparición de una personalidad poética tan originalmente representativa de la identidad rioplatense de su tiempo como es la de Bartolomé Hidalgo, nuestro primer poeta gauchi-patriótico, “creador del género gauchi-político” como lo llama Domingo Faustino Sarmiento. A él debemos los sabrosos Cielitos y Diálogos patrióticos escritos entre 1818 y 1822 y la introducción en nuestra literatura de los personajes, luego emblemáticos de los gauchos porteños Ramón Contreras “gaucho de la Guardia del Monte” y Jacinto Chano “capataz de una estancia en las Islas del Tordillo”. Ya lo dijo Jorge Luis Borges, tantas veces copiado y no tantas citado en la crítica actual:

“La poesía gauchesca, es uno de los acontecimientos más singulares que la historia de la literatura registra. No se trata, como su nombre puede sugerir, de una poesía hecha por gauchos: personas educadas, señores de Buenos Aires o de Montevideo, la compusieron. A pesar de este origen culto, la poesía gauchesca es, ya lo veremos, genuinamente popular, y este paradójico mérito no es el menor de los que descubriremos en ella” /…/ “La poesía gauchesca, desde Bartolomé Hidalgo hasta José Hernández, se funda en una convención que casi no lo es a fuerza de ser espontánea. Presupone un cantor gaucho, un cantor que, a diferencia de los payadores genuinos, maneja deliberadamente el lenguaje oral de los gauchos y aprovecha los rasgos diferenciales de este lenguaje, opuesto al urbano. Haber descubierto esta convención es el mérito capital de Bartolomé Hidalgo, un mérito que vivirá más que las estrofas redactadas por él y que hizo posible la obra ulterior de Ascasubi, de Estanislao del Campo, de Hernández” (J.L. Borges, 1960).

Bartolomé Hidalgo perteneció a la primera promoción de los que, en el Río de la Plata, fueron llamados “poetas de la revolución”. Algunas de sus composiciones fueron incluidas en La lira argentina o colección de las piezas poéticas dadas a luz en Buenos Aires durante la guerra de su independencia (1824). Su vida y su obra han sido motivo de numerosos trabajos de crítica literaria, social e histórica y, por mi parte, las he reunido, con la mayor amplitud que me ha sido posible, en la primera edición realizada por autor argentino de su Obra completa […]».

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