«Fermín Estrella Gutiérrez: escritor y docente», por Hilda Albano

En la sesión ordinaria del jueves 11 de marzo, realizada de forma virtual, la académica de número de la AAL Hilda Albano leyó su comunicación titulada «Fermín Estrella Gutiérrez: escritor y docente».

El artículo de Hilda Albano se publica a continuación, y también será difundido —como se hace con todas las comunicaciones de los académicos leídas en sesión ordinaria— en el Boletín de la Academia Argentina de Letras —publicación impresa periódica y órgano oficial de la Academia—, en el número que corresponderá al período de enero-junio de 2021.

«Fermín Estrella Gutiérrez, nació en 1900, en Almería, España y, de pequeño llegó a la Argentina con sus padres y hermanos. Ya joven adoptó la ciudadanía argentina. Falleció en la ciudad de Buenos Aires en 1990. El 28 de diciembre de 1955 fue designado Miembro de Número de la Academia Argentina de Letras para ocupar el sillón que lleva el nombre del poeta Ricardo Gutiérrez. Su recepción formal tuvo lugar en 1962. Se desempeñó como vicepresidente de la Academia Argentina de Letras durante dos períodos, entre 1974 y junio de 1980. Fue designado, también, Miembro Correspondiente de las Academias de Letras de México, Venezuela y Honduras.

En 1931, fue nombrado primer secretario administrativo de la Academia, cuando tenía su sede en la antigua Biblioteca Nacional, en la calle México. Por su función administrativa, le tocó comprar los primeros libros de la Academia y los primeros elementos de trabajo. Entre los muchos escritores con quienes trabó amistad en esa época de la Academia, el autor destaca a Enrique Banchs y Manuel Gálvez.

Como señala en su disertación de ingreso en la Academia, titulada ESENCIA Y DESTINO DE LA POESÍA, su vida ha transcurrido entre dos vocaciones: la de la enseñanza y la de las letras. Desempeñó su actividad docente durante cuarenta y dos años en los diferentes niveles de la enseñanza: primaria, secundaria y universitaria. Sin embargo, su pasión por las letras, en particular la poesía y los cuentos, fue ocupando cada vez más su vida. Al referirse a la poesía, sostiene que el hombre, “[…] frente a la ciega carrera que no sabe a dónde habrá de llevarlo, la poesía se alza como una voluntad espiritual desde lo hondo de nuestro corazón. Ella vive sobre la confusión y sobre las dudas, como un pálido y dulce resplandor”, y añade “[…] pero la poesía no es una distracción; es una pasión, un estado de alma, una iluminación”.

En la Escuela Normal de Profesores “Mariano Acosta” de la ciudad de Buenos Aires, se recibió de profesor en Letras y tuvo como compañero de banco a Leopoldo Marechal, con quien mantuvo una larga amistad. En la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, obtuvo su título de doctor en Letras y allí fue docente de Literatura Española. Su interés por la enseñanza lo llevó a escribir manuales de literatura española e hispanoamericana para alumnos de la escuela secundaria. Varias generaciones de estudiantes secundarios, entre los que me incluyo, tuvimos la dicha de contar con los manuales escritos por Estrella Gutiérrez que nos abrieron las puertas al mundo de la literatura. En el manual de LITERATURA ESPAÑOLA con antología para cuarto año de Bachillerato y Magisterio (Kapelusz, 1965 [1945]) —que guardo con profundo cariño y que, en estos momentos, lo tengo junto a mí— Estrella Gutiérrez traza, con meridiana sencillez, un panorama que va desde la poesía épica y medieval hasta la literatura contemporánea. El compromiso por brindar al estudiante un material bibliográfico acerca de la literatura española está inserto en el prólogo, donde señala que “[…] hemos puesto todo nuestro amor por esta materia y nuestra larga experiencia en la cátedra, ofreciendo un panorama de las letras españolas, a través de sus autores y obras más importantes, y destacando lo que sigue viviendo, a pesar del tiempo y del cambio de gustos literarios, de lo que es ya cosa muerta, sin resonancia en la posteridad”. En el homenaje que la Academia Argentina de Letras le rindió en el centenario de su nacimiento, el Miembro de Número Antonio Requeni, destaca la honestidad como una virtud esencial del escritor que está presente tanto en la creación intelectual como en su vida pública y privada […]».

Continuar leyendo la comunicación de Hilda Albano.