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El hispanista francés Romain Magras, académico correspondiente de la AAL con residencia en Francia, habla de la obra y evoca la maravillosa aventura arqueológica que fue sumergirse en el escritorio del novelista, donde hay más textos inéditos, borradores, apuntes, cartas y fotos.

Agustín de Beitia, en La Prensa — Tras la muerte del escritor Abel Posse (1934-2023) [quien fue académico de número de la AAL desde 2012], su viuda, Sabine Langenheim Parentini Posse, se viene ocupando de su herencia literaria. En esa tarea recibió la ayuda de uno de los especialistas en la obra del escritor, el hispanista francés Romain Magras, profesor de la Universidad del Litoral Costa de Ópalo (Francia), quien se sumergió en el archivo del escritor para seleccionar y digitalizar textos inéditos, una tarea de la que surgió la primera novela póstuma de Posse que acaba de ver la luz, Los heraldos negros (Verbum).
En medio de sus vacaciones estivales, Magras accedió a una entrevista por correo electrónico con La Prensa, para conversar sobre lo que puede deparar todavía el archivo del escritor y sobre esta novela póstuma cuya edición tuvo a su cargo, que completa la «tetralogía del Descubrimiento y la Conquista de América» junto con Daimon (1978), Los perros del paraíso (1983, ganadora del Premio Rómulo Gallegos en 1987) y El largo atardecer del caminante (1992).
Magras es doctor en Literatura Hispanoamericana, académico correspondiente de la Academia Argentina de Letras y autor de unos veinte trabajos y artículos sobre la obra de Abel Posse y otros escritores argentinos.
Lo primero que menciona es que el encargo que recibió para colaborar en el orden y clasificación del archivo «fue algo natural», ya que venía estudiando desde hacía veinticinco años la obra de Posse y conocía desde entonces al escritor y a su mujer.
«Ya veinte años atrás —dice—, cuando yo preparaba mi tesis de doctorado, Abel Posse me había permitido acceder a una parte de su archivo personal e inventariar su obra periodística y sus entrevistas».
«Después de su muerte, su viuda Sabine descubrió una parte de este archivo que ella no había consultado nunca y nos pidió a mí y al doctor Roberto Esposto [académico correspondiente de la AAL con residencia en Australia], también especialista, y autor de varios ensayos sobre la obra de Abel Posse, ayuda para ordenarlo», cuenta.
«En un primer tiempo se llevó a cabo un somero inventario de este extenso corpus, que dio luego lugar a una aproximación más precisa a todos estos textos», abunda.
El profesor detalla que este «archivo personal» se encuentra en Buenos Aires, en el escritorio donde trabajaba el novelista, al lado de su biblioteca. Se trata de «un mueble que tiene muchísimos cajones llenos de carpetas con manuscritos y mecanoescritos, cuadernos de apuntes, cartas, fotos, objetos personales», detalla […].
Seguir leyendo la entrevista en La Prensa.
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